Mayerly Díaz Castellanos ha sido investigadora de derechos humanos durante los últimos 10 años en el Instituto Latinoamericano para una Sociedad y un Derecho Alternativos (ILSA). En este blog nos comparte su trayectoria de aprendizaje y lo que la inspira a hacer su trabajo.
Mayerly Díaz Castellanos ha sido investigadora de derechos humanos durante los últimos 10 años en el Instituto Latinoamericano para una Sociedad y un Derecho Alternativos (ILSA)
¿Podrías presentarte brevemente y contarnos sobre tu trabajo?
Mi nombre es Mayerly Díaz Castellanos, colombiana, defensora de derechos humanos, activista ambientalista y feminista, abogada especialista en políticas públicas y justicia de género de CLACSO, investigadora en derechos humanos desde hace 10 años en el Instituto Latinoamericano para una Sociedad y un Derecho Alternativos – ILSA / Colombia.
Por otra parte, mi trabajo se ha enfocado en la defensa de los derechos humanos, derechos humanos de las mujeres, derechos ambientales y de la naturaleza, a través de estrategias integrales que reúnen academia, legalidad, legitimidad de las formas alternativas de la aplicación del derecho y la práctica para la concreción de estos; ello se ha logrado a partir de al menos los siguientes ejes: formación para la abogacía popular y comunitaria, movilización social para la resistencia, incidencia en políticas públicas, activación de mecanismos de participación ciudadana y litigio.
La vida me invitó a ser protagonista y a entender desde la vivencia en sí misma las injusticias epistémicas; es así que en el camino empecé a encontrar personas que me inspiraron a soñar un mundo más justo. Nací y crecí en un barrio popular en la periferia de Bogotá, en un territorio que se enmarca dentro de las desigualdades y violencias sociales, económicas y culturales. Allí, como una experiencia inmersiva, se reproduce una y mil veces más la canción “El baile de los que sobran” del grupo Los Prisioneros.
Fue en este camino en el que mis amigas y amigos se quedaron “pateando piedras”; mientras el Estado “pedía esfuerzo y pedía dedicación”, fue él mismo quien quiso cerrar nuestro colegio de secundaria para colocar un supermercado de cadena francesa. Las estudiantes de 11 a 16 años decidimos tomarnos el colegio y exigir el derecho a la educación pública. Fueron 21 días y noches de toma, en los que la brutalidad policial excedió su fuerza en repetidas ocasiones, agrediendo y deteniendo a estudiantes menores de edad o personas que apoyaban la protesta. Gracias a Karen Díaz y otras mujeres de último grado que hicieron el llamado a la juntanza, y que a través de grandes labores colectivas lograron hacer incidencia en la institucionalidad estatal, además de movilizarnos a toda la comunidad educativa, hoy día el colegio aún existe y brinda educación primaria y secundaria a casi dos mil niñas y adolescentes. Han pasado 24 años desde que se logró ganar esa lucha, es decir que aproximadamente cuarenta y ocho mil mujeres nos graduamos después de esto.
Audiencia pública ambiental contra el proyecto de explotación petrolera COR-15 empresa Maurel
&Prom. Tasco Boyacá, 2021
En la búsqueda de la justicia se me han presentado múltiples escenarios, sin embargo —y tal vez se deba a mis raíces campesinas y populares— conocer a la población campesina que lleva defendiendo el páramo de Pisba (este es un ecosistema frágil de importancia mundial, donde nace el agua) hace más de 30 años en Boyacá, Colombia, sin duda fue un punto de inflexión.
Han asumido la resistencia contra la explotación de carbón y piedra caliza en zona de páramo como algo que hace parte de su vida, aún con amenazas y discriminaciones por parte de las empresas y el Estado. La gente se mantiene firme y encuentra formas comunitarias legítimas de defender su territorio. Esta experiencia fue demasiado interesante para mí, y tomó mayor fuerza cuando empezamos a tejer con las mujeres campesinas a nivel regional una red de defensoras territoriales (territorio-cuerpo y territorio-geográfico), la cual ha tenido gran impacto a nivel local, regional y nacional.
Movilización social contra el proyecto petrolero COR-15 de la Maurel & Prom, Tasco
Boyacá. 2021
En la práctica, nuestro ejercicio se ha trasladado del derecho al hecho. Con ello quiero identificar el proceso que inició desde la movilización social y el litigio, y se ha venido ampliando a otras formas comunitarias de acceso a la justicia a través de incidencia en políticas, cambio y transición de prácticas cotidianas que concretan derechos. También desde la autogobernanza y gestión comunitaria. No se trata de decir que uno u otro sea más importante, sino que por el contrario, la multiplicidad de acciones fortalece los procesos y se avanza a corto, mediano y largo plazo, teniendo como pilar fundamental las reflexiones críticas en la concreción de derechos.
Todo ello ha permitido que las comunidades queden con capacidades instaladas para afrontar y contrarrestar las vulneraciones de derechos y discriminaciones. Este cúmulo de vivencias y experiencias me ha permitido ampliar conocimientos y tener una perspectiva crítica frente a todos los escenarios de la vida, teniendo como horizonte la justicia social y ambiental.
Reconozco el territorio que habitamos y las luchas sociales que se han gestado aquí. Por ello agradezco los derechos adquiridos y a quienes estuvieron al frente para que esto se diera. Propendo en cada sendero dejar aportes para que se sigan transformando realidades.
Me motiva saber que en cada lugar, por recóndito, olvidado o invisibilizado que sea, encuentro personas con la sensibilidad y el interés de defender los derechos humanos y de los no humanos. Me motiva encontrar en la organización colectiva el sostén de la vida misma. Entendí en el camino que organizándonos hemos encontrado las posibilidades de avanzar, sin esperar a que quienes tienen el poder también tengan las voluntades.
Me inspiran las mujeres campesinas y populares que han roto las cadenas del silencio, y han tomado la palabra, el cuidado y sus saberes para defenderse y defender la naturaleza, la vida, el agua y el territorio. Siento que pertenecer aquí es lo que me mueve, es lo que me da la posibilidad de no perder el horizonte y de querer seguir adelante, en lo que quizá para algunas personas es una utopía.
Movilización nacional ante el Congreso de la república de Colombia, en defensa de las
Consultas populares anti-mineras.
Me gustaría reiterar la importancia de sostener y fortalecer a la Comunidad como un espacio de aprendizaje y defensa de derechos, y motivar a continuar con el mismo espíritu de trabajo en red que es clave para consolidar sociedades mas justas, equitativas y con posibilidades para todas, todos y todes.