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Si queremos encontrar alternativas para salir de la crisis socio-ambiental en la que nos encontramos, es necesario pensar y actuar de manera diferente a como lo venimos haciendo hasta el momento. Si bien existe un cierto consenso sobre la necesidad de ajustar el rumbo de acción, como organizaciones y personas que trabajamos por avanzar la justicia ambiental y la gobernanza de recursos, a menudo nos encontramos con que seguimos repitiendo las mismas fórmulas y acabamos reproduciendo dinámicas de poder que buscamos combatir.
Quienes trabajamos en la defensa ambiental y del territorio en conjunto con comunidades afectadas por injusticias ambientales sabemos que este es un contexto de urgencia, atravesado por la violencia y la desigualdad, que deja poco margen para la reflexión, el pensamiento estratégico y el aprendizaje mútuo. A su vez, la mayoría de espacios formativos existentes no están pensados para este tipo de contextos y labor, sino que responden a lógicas tradicionales basadas en el conocimiento vertical y la cátedra.
Es a partir de estas reflexiones que desde la Comunidad Latinoamericana de Empoderamiento Jurídico (Grassroots Justice Network) y la Escuela Latinoamericana de Abogacía Comunitaria y Activismo Jurídico (ELAC) nos propusimos generar un espacio formativo distinto, que se ajuste a dichas realidades y ponga en valor el conocimiento práctico y experiencial.
Partimos de la firme convicción de que cuando las personas que defienden el medio ambiente, el territorio y los recursos naturales se encuentran, dialogan y comparten experiencias, se genera un aprendizaje colectivo con un enorme valor pedagógico y práctico que no suele estar en los espacios formativos tradicionales.
Es a partir de estas reflexiones y propósitos que surge el Laboratorio de Aprendizajes sobre Justicia Ambiental y Climática para Latinoamérica, con el apoyo de Global Affairs Canada y en conexión a una ambiciosa agenda de aprendizajes apoyada por el International Development Research Centre (IDRC). El Laboratorio se configura como un espacio único de aprendizaje colectivo basado en el intercambio de saberes y experiencias sobre el uso transformador del derecho en procesos de defensa del medio ambiente, tierra y territorio.
El Laboratorio parte de la siguiente premisa: invertir la lógica bajo la cual funcionan los espacios tradicionales de aprendizaje, para abrir un espacio de confianza donde las personas participantes traen sus experiencias, proyectos, ideas, conocimientos o dudas. A partir de ahí, empieza un ejercicio de reflexión, intercambio y retroalimentación colectiva.
El Laboratorio está estructurado entorno a cuatro grandes cuestiones que consideramos clave para cualquier proceso de defensa del medio ambiente: 1) cómo analizamos y documentamos los conflictos socio-ambientales; 2) qué herramientas jurídicas y políticas utilizamos para incidir; 3) cómo comunicamos la crisis socio-ambiental y climática; y 4) cómo nos vinculamos para fortalecer los movimientos de defensa del territorio.
Este espacio no busca únicamente acercar un conocimiento jurídico a quienes participan, sino que busca generar toda una reflexión respecto al rol que el derecho juega y puede jugar en los procesos de defensa del medio ambiente y los bienes naturales: cuáles son sus potencialidades, cuáles son sus limitaciones, cómo puede jugar un rol transformador, y, en especial, qué rol tenemos quienes pretendemos aportar el uso de esta herramienta.
Este intercambio de experiencias y aprendizaje colectivo generado a partir del diálogo y la reflexión, tiene la finalidad de contribuir a generar reflexiones más amplias sobre la importancia de transformar las normas, instituciones y el derecho en sí mismo en la región, para que efectivamente responda a las necesidades de las comunidades afectadas por injusticias ambientales y se convierta en un aliado de la lucha ambiental.
14 personas de 5 países de la región participan en esta primera edición del Laboratorio. Sus perfiles son variados: desde miembros de organizaciones de la sociedad civil, pasando por liderazgos comunitarios y activistas, hasta estudiantes de derecho y abogades.
Durante las primeras dos sesiones del Laboratorio, las personas participantes compartieron las principales problemáticas socio-ambientales que enfrentan en sus regiones y la labor que realizan. Desde ahí, generamos una reflexión sobre lo que entendemos por justicia ambiental y climática, y se construyó colectivamente un decálogo para enfrentar la crisis socio-ambiental y climática, en el que destaca el siguiente punto:
“Tenemos que enfocarnos en la riqueza de los pueblos originarios, sus derechos y cuidado innato de la naturaleza, capacitarnos e impulsar políticas públicas de educación colectiva a través de las organizaciones de la sociedad civil y articularnos con los organismos estatales para potenciar el conocimiento y el cuidado de lo común”
Posteriormente, tuvimos como invitada a Ximena Ramos Pedrueza Ceballos, Profesora de la Clínica Jurídica “Bertha Cáceres” de la Universidad Iberoamericana, quien nos compartió su experiencia en el acompañamiento de procesos de defensa del medio ambiente y territorio a través del litigio estratégico, y nos dejó la siguiente reflexión:
“La vinculación con las comunidades viene de la sensibilidad, transparencia y empatía de quienes tenemos la posibilidad de acompañarles. Su inclusión en todo el proceso es clave, ya que los saberes son complementarios. Como abogades, somos traductores de sus reclamos al lenguaje jurídico”
Ximena Ramos durante una de las sesiones del Laboratorio
Estamos emocionadas de compartir sobre los primeros pasos de este Laboratorio. Por lo pronto, agradecemos la apuesta de las participantes y expertas invitadas por este espacio formativo, y la confianza para dialogar e imaginar futuros distintos para nuestra región. ¡Seguiremos compartiendo sobre los avances de este grupo!
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